Netflix: andar en una bicicleta a la que le falta una rueda

[Este texto apareció originalmente en 2017 en el extinto medio http://vandalismogeek.com/ A la luz de los cambios en la plataforma, decidí que la marea lo trajera a esta playa, con algunas ligeras modificaciones]

Un amigo me cuenta que se quedó hasta las 5 de la mañana maratoneando Netflix. El servicio de streaming se ha convertido en el nuevo crack del internet. Muchos se han quedado enganchados, pero siempre he visto a la plataforma con escepticismo ¿Podría ser tan bueno como en realidad me lo contaban? Luego de tanto escuchar las viciadas que se pegan mis amigos decidí probarlo, finalmente ¿qué podía perder? Netflix México ofrecía un mes gratis y la suscripción era de apenas 99 pesos al mes, se podía cancelar en cualquier momento y estaba seguro de que encontraría algo de mi agrado.

La expectativa era enorme. Luego de llenar un formulario minimalista, tenía frente a mí un catálogo prometedor. Para alguien como yo acostumbrado a navegar en páginas piratas minadas de publicidad rusa, la facilidad de acceso me pareció maravillosa: seleccionas la serie e inmediatamente la estás viendo. No podía ser mejor.

Netflix te has ganado un suscriptor, me dije cuando encontré Adventure Time, una de mis series favoritas, que por alguna razón no había podido continuar. Preparándome para la viciada de mi vida, pronto me di cuenta que solamente estaba disponible la quinta temporada. Así de absurdo: ni la primera ni la última, la quinta. Llegué a pensar que el idiota era yo, que no sabía usar la interfaz y que estaba seleccionando solo esa temporada. La navegación, insisto, es fluida e intuitiva, pero era correcto: la serie está incompleta.

Decidido a no dejarme decepcionar probé con otra: ¿Daria? Nada, ni un capítulo ¿Beavis and Butthead? Tampoco ¿Animatrix tal vez? Negativo ¿South Park? Por favor, es un clásico. Pero no, ningún resultado ¿Qué pedo, porque no hay nada?

Netflix había perdido frente a mis gustos animados, ¿Acaso podría encontrar alguna película? Había visto en el catálogo Cidade de Deus. Busqué Cronos de Guillermo del Toro y no encontré nada. Busqué al mismo del Toro para ver qué película de él tenían y no hay ninguna enlistada, ninguna. Seguí buscando otras películas sin resultados.

La gota que derramó el vaso fue la ausencia de Inception, de Christopher Nolan, del cual sólo está disponible Batman Begins. Llegado a este punto no sé cómo continuar, mis sentimientos son claramente de desprecio, además me siento humillado. Sí, es verdad que Netflix ofrece un servicio fluido y sencillo para ver series y películas, pero su catálogo, tan seductor para algunos, me pareció insultante.

¿No estoy acaso dispuesto a pagar una suscripción para ver lo que yo quiera? ¿Debo de conformarme simplemente con “lo que hay”? ¿No hay suficientes películas dobladas ya? ¿No las pueden poner subtituladas? Lo que más me encabrona, en realidad, es que comparado con el servicio que Netflix ofrece en otros países (no se diga ya con Estados Unidos) la cantidad de contenido para el público mexicano es la mínima parte.

O sea, que si en Rumanía pueden ver Inception en Rumano, o en Mozambique lo puedan ver en Portugués, o en el Vaticano esté disponible la misma película en Italiano ¿Por qué no está disponible en México? He escuchado que se puede usar una VPN para que la IP de tu computadora aparezca como de otro país, España o Estados Unidos, por ejemplo, y poder acceder al catálogo ampliado. Pero no mamen, yo paso. Suficientes malabares hago ya con las páginas de piratería, que además son gratuitas, como para tener que estar haciendo trucos raros por un servicio de paga e incompleto.

Se puede decir que Netflix tiene series grandiosas o que pronto aumentará su catálogo. A mí me da hueva justificar a una empresa que no me satisface nada. Además, si no fuera por esas series exclusivas, ¿qué tendría que ofrecer?

No dejo de preguntarme si los casi 400 millones de usuarios de internet en Latinoamérica no somos un mercado suficientemente tentador para ellos o es que simple y llanamente somos un mercado conformista al cual le puedes vender un producto incompleto y aplaudiremos agradecidos ante él. Para mí usar Netflix es como montar una bicicleta a la que le falta una rueda.